miércoles, 15 de abril de 2009

La Tragedia del 7 de noviembre de l944



LA TRAGEDIA DEL 7 DE NOVIEMBRE DE 1944


Haydée E. Reichard de Cancio Ph.D

Los titulares del periódico EL MUNDO, del ocho de noviembre de 1944, leían así: LOS POPULARES BARRIERON Y ONCE MURIERON EN AGUADILLA; Tren quedó destrozado en un desnivel.

Entre los recuerdos de mi niñez se encuentra el haber ido con mi padre el Lic. Héctor Reichard y mi hermano hijo., en la mañana del ocho de noviembre hasta el lugar llamado el paso a nivel, en Cuesta Vieja de mi pueblo. La impresión que sentí en aquel entonces al ver el tren descarrilado, la atmósfera llena de humo, los muertos mutilados y heridos cubiertos de sangre, es lo que me ha motivado a escribir este artículo cincuenta y dos años más tarde.

El día siete de noviembre de 1944 se iban a celebrar las elecciones generales en Puerto Rico. Muchos de los electores que votaban en la Isla habían tomado el tren #3 a las nueve de la noche de ese lunes en San Juan. Según se iba deteniendo el tren en las estaciones de la ruta, aumentaba el número de pasajeros. El tren traía una hora de atraso, se detuvo en el desvío Jiménez, de Aguadilla, cerca de las dos de la mañana para cambiar de maquinista y fogonero con los del tren #4 que iban para San Juan. El taller de Mayagüez había enviado a José Antonio Román, de Mayagüez para que terminara la jornada hasta Ponce. El señor Román quien era maquinista de tren de carga no tenía ninguna experiencia con trenes de pasajeros. La máquina #72 llevaba seis coches con cientos de pasajeros quienes iban a ejercer ese día su derecho al voto y soldados que se encontraban estacionados en Borinquen Fields, y dos vagones de carga.
A eso de las 2:20 de la madrugada del 7 de noviembre, el tren #3 comenzó a bajar por el sector Cuesta Vieja de Aguadilla a una velocidad exagerada, cuando de repente al llegar a un lugar conocido como el paso a nivel se le vio descarrilarse, y estallar al saltar la vía. Seguidamente un vagón de carga se incrustó en uno de los coches de pasajeros. Según el informe del Jefe de la Policía Guillermo Arroyo: “se destrozó la máquina, el vagón de expreso y tres vagones de segunda clase”.
En otra parte de prensa el señor Oscar Valle escribió para El Mundo; “la máquina sufrió una terrible explosión al descarrilarse y el impacto fue tan fuerte que tres vagones quedaron convertidos en fantásticos montón de escombros.
Diez y seis personas murieron y casi cincuenta personas resultaron heridas al descarrilarse el tren.
Mario Valentín Ruiz, de Mayagüez fogonero de la máquina accidentada fue entrevistado por el señor Oscar Valle, corresponsal del periódico El Mundo en Aguadilla, y relató lo siguiente antes de morir a causa del accidente: “Era imposible reducir la velocidad, y menos cuando empezaba a descender la cuesta”.
Tan pronto ocurrió el desastre se escucharon las campanas de la Alcaldía y de la Iglesia pidiendo ayuda de la ciudadanía. Mientras tanto los vecinos del sector Cuesta Vieja comenzaron a ayudar a sacar a los heridos. Muchos pusieron a su disposición sus vehículos como lo fue don José (Cheo) Cortés, que en su guagüita llevó a varios de los heridos al Hospital de Distrito de la localidad. Allí el galeno aguadillano y entonces Director del Hospital Raúl R. Acosta y los doctores Fernando Vallecillo y Julio Gil se dieron a la triste pero necesaria tarea de atender a los heridos. Mientras cuatro militares heridos fueron llevados al Hospital de Borinquen Fields (luego Ramey).
El señor Luis Fernández Lourido, maquinista de la American Railroad Co. se encontraba durmiendo en su casa y al sentir la explosión saltó de la cama, tomó una locomotora en la estación y en minutos llegó al lugar de la tragedia. Allí ayudó a sacar las víctimas de los escombros. Todavía hoy recuerda con exactitud aquella madrugada de 1944, insistiendo que el error fue del taller de Mayagüez, al enviar a un maquinista inexperto. Además añade que siente una gran satisfacción porque por tres días condujo la máquina del socorro.
Esa noche en el tren viajaba doña Obdulia Ramos de Hato Rey, quien salvó a su pequeño hijo, Hipólito Rodríguez, al lanzarlo al balcón de doña Dominga Méndez contiguo al caer y que luego fue llevado al hospital donde la enfermera Julia Ortiz cuidó de él y la madre.
En otro incidente similar don Pedro Antonio González quedó atrapado al descarrilarse el tren, sufriendo una fractura en un pie. Al ver que su esposa Lidia Torres estaba atrapada por una viga, y su hijito de ocho meses no podían salir, rompió el cristal de la ventana con el puño logrando sacar al niño y se lo entregó a una señora que se encontraba cerca.
Volvió don Pedro Antonio a arrastrarse para poder salvar a su esposa y tan grande fue el esfuerzo por levantar la viga que la presionaba, que perdió el conocimiento. Minutos más tarde la brigada de rescate llegó al lugar y la familia fue llevada al Hospital de Distrito.
Existe otra historia que la recibimos de don Luis Fernández que cuenta así: “Recuerdo a una criatura de un año, la encontramos con vida en unos arbustos, la madre viajaba hacia Sábana Grande, y cuando vio que iba a morir, la lanzó por la ventana siendo más tarde encontrado el cadáver de aquella valiente mujer del coche 2. No hemos podido encontrar el nombre de la valiente madre ni el de la niña. Sin embargo, doña Ligia, esposa de don Luis, me comentó que hacía poco la niña había estado por Aguadilla.
El 20 de septiembre de 1953 cesaron las operaciones de la American Railroad Co. en Puerto Rico. Creo que el Gobierno de Puerto Rico cometió un gran error al terminar con este medio de transportación que era de tanta utilidad para los puertorriqueños. El haber vendido al sector privado los terrenos del pueblo de Puerto Rico fue otro gran error. Muy bien esas vías podían utilizarse hoy en día con trenes modernos para llevar pasajeros y carga alrededor de la isla. Hoy 43 años más tarde se habla de un tren urbano para la zona metropolitana por la congestión de tráfico que existe allí. Pero comento yo: ¡qué bien nos vendría a nosotros, los llamados de La Isla, el tener todavía nuestro ferrocarril para movernos por la Isla y para ir a San Juan, aún cuando: “La máquina patinaba cuando salió de San Juan.... y en Aguadilla volvió a patinar”.



8 comentarios:

  1. Doña Haydeé:
    Doy gracias a Dios, por haberla dotado de tan maravilloso don para escribir y a través de usted, hoy nosotros poder disfrutar y deleitarnos de todos aquellos acontecimientos que sucedieron.

    Reciba usted toda mi admiracion y mis respetos,
    Con cariño,
    Carmen Julia Torres Bravo, de Isabela, PR

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  2. SRA: Haydee' que chevere saber nuestra historia ,aunque triste;pero por personas valientes como usted que toman de un valioso tiempo y de un privilegio dotado por Dios para dejarnos saber de dichas tragedias surgidas muchos anos antes que yo naciera aun.MIs respetos. Ita Rivera(de Acevedo)Aguada P.R,vivo Elgin,illinois.

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  3. Anonimo, Sra Aide, la historia de la niña que fue arrojada por la ventana es mi madre segun lo que me ha contado ella, ella fue criada por una familia del pueblo de Rincon que se hizo cargo de ella pues no se conocia el paradero de los familiares de su mama...Att. Jose

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    1. Saludos José, tendrás más detalles disponibles.

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  4. Mi bisabuela estuvo allí y en su balcón cayó uno de los niños que arrojaron del vagón.

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    1. Interesante ese relato, que más se puede aportar sobre el tema.

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  5. Maravilloso e impactante relato. Gente como usted son imprescindibles para mantener viva nuestra historia. Nunca había oído sobre este incidente. Excelente aportación. La felicito.

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  6. Yo recuerdo el incidente pues vivía al comenzar la Cuesta Vieja, frente al Hospital de Distrito. Recuerdo que bajamos a pie para ver el accidente.

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